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domingo, 27 de marzo de 2011

Capítulo 5: ''Shake it''


- A lo mejor con el tiempo consigo que ese carácter cambie.
- ¿Eso significa que vamos a ser amigos durante mucho tiempo?
- (risas) Eso espero. – Le guiñé el ojo y me levanté – Voy a dar una vuelta, ¿te vienes?
- Vale, así me enseñas un poco la zona, que estoy muy perdido…
- Si, es una buena idea.
Caminamos un rato por las calles del barrio, hablando, riéndonos, estrechando una nueva y bonita amistad.
- Mira, esa es mi cafetería favorita. Hacen unos capuchinos riquísimos y además, tienen helados de todos los sabores.
- ¡Me encanta el capuchino! Y el helado de chocolate… es un vicio. – me dijo poniendo cara de goloso y pasando la lengua por su labio superior.
Ambos echamos una pequeña risa.
- ¿Entramos? -dije algo impaciente.
- Okay.
Entramos y nos colocamos en el sitio donde me solía sentar siempre. Estaba al lado de la ventana, en una de las esquinas. Se veía transitar a la gente, a los coches, el parpadeo de los semáforos y los neones de las tiendas. He pasado muchas tardes en esta cafetería, solo y acompañado, pero siempre a gusto, este sitio me encanta.
Le di la carta a Gerard, a mí no me hacía falta ni mirarla, ya me la sabía entera de memoria, no había ni un solo café, postre o helado que no hubiese probado ya.
- ¿Qué vas a pedir Gee?
- Un helado de…
- Te recomiendo el “Shake it”
- ¿De qué es?
- Agárrate: tres bolas de helado, una de chocolate negro, otra de chocolate con leche y otra de nata. Seguidamente se le añade unos chorros de leche condensada y unos trocitos de chocolate blanco y de chocolate negro por encima. Todo ello se sirve en una gran copa de cristal con dos tubitos de barquillo y una pequeña cuchara. ¿Cómo te quedas?
- Wow, tiene que estar riquísimo, creo que voy a pedir ese. Aunque… ¿No será un poco empalagoso?
- No, créeme. La verdad es que este helado se sirve en la cafetería gracias a mí. Es un helado con una buena historia. – dije soltando una pequeña sonrisa al haber recordado aquellos momentos.
- ¿Una historia? Cuenta, cuenta.
- Te la cuento ahora mientras nos tomamos el helado, ¿Okay?
- Okay.
- Voy a por ellos, no tardo.
Fui al mostrador. Saludé al encargado, me conocía, aparte de por la historia del helado, porque era cliente habitual y habíamos cogido algo de confianza. Se llamaba Jake. Era un chico joven al que su abuelo le había dejado en herencia este pequeño negocio familiar. Éste decidió llevarlo solo, aunque de vez en cuando tiene la ayuda de sus padres y de su hermana.
- Jake, ¿Me preparas dos “Shake it”?
- ¿Dos? – me dijo poniendo cara de sorprendido y a la vez moviendo las cejas.
- Si, es que he venido con un amigo, es nuevo en el barrio y he pensado que sería buena idea traerle aquí.
- Oh… creía que veías con una chica. – soltó una pequeña risa.
- Ya… bueno, ¿Cómo van los helados?
- Ya están listos, toma.
Le pagué y llevé los helados a la mesa.
- Frank, no habrás pagado ya los helados, ¿verdad?
- Si, ¿por?
- Oh, lo siento. Pensé que los pagarías después, toma el dinero.
- No, ni se te ocurra, lo he pagado yo todo porque quería invitarte, a si que no pienso aceptar nada de dinero. ¿Okay makey?
- Okay, pero la próxima vez invito yo, ¿vale?
- Vale.
- Bueno, ¿me vas a contar la historia del helado?
- Por supuesto. A ver… fue hace uno o dos veranos. Bob, Ray y yo estábamos dando una vuelta y decidimos venir a tomarnos un helado. Estábamos sentados en esta misma mesa, como siempre. Empezamos a hablar de cómo sería trabajar aquí. Poder comer todos los helados y pastelitos que quisieses. No sé cómo llegamos a hacer una apuesta. Decían que no era capaz de hacerme pasar por uno de los empleados.
- (risas) ¿lo hiciste?
- ¡A Frank Iero no le puede desafiar nadie! Más que nada porque todo el mundo que me desafía acaba en mal lugar. Siempre consigo todo lo que quiero o pretendo conseguir.
- Si, se te ve en la cara. – Me dijo entrecerrando los ojos y mirándome a los míos.
- (risas) ¡Fuck yeah! Bueno, por donde iba… ¡ah sí! Bueno pues al día siguiente volví a la cafetería y me colé dentro de la habitación esa donde suelen tener sus cosas los empleados. Miré bien antes de hacerlo, porque si no me podía quedar sin tomar ningún capuchino más en este sitio. Cogí uno de los uniformes. Ponía que era de una tal… Nancy o Mandy. No sé, no lo recuerdo muy bien, pero lo del nombre explicaba porque era tan estrecho. – Ambos nos empezamos a reír – salí al mostrador. Ray y Bob estaban sentados en nuestra mesa. De repente una chica súper guapa, ojos azules, pelo de un castaño clarito, y una camiseta de Metallica. Dijo “Hola,” y se quedó mirando la plaquita del nombre de mi camiseta fijamente y continuó “Nancy… ¿Me puedes preparar un helado?” Me puse muy rojo y le dije “lo del nombre tiene una explicación…” pero claro, a ver que explicación le daba. Los chicos estaban viendo y escuchando todo. Se empezaron a reír a carcajadas. Me estaba muriendo de vergüenza, pero levanté la cabeza y le dije: “¿Sabes qué? Te voy a preparar el mejor helado que vas a probar en tu vida” Cogí una copa y empecé a añadir ingredientes. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, lo terminé cuando ya no veía más cosas que me gustasen para echarle. Se lo di a la chica y puso cara de sorpresa. Me dijo “tiene buena pinta” y lo primero que me vino a la cabeza fue decirle “Mejor sabrá. Me has alegrado el día, a si que invita la casa” dije haciéndome el simpático, además de que no iba a cobrarle por un helado que al saber si estaba bueno o no. La chica se limitó a decir “muchas gracias” y a sentarse en una de las mesas. Estaba de los nervios, creía que no le iba a gustar y que me iba a meter en un buen marrón, pero lo probó y puso una cara de placer que no te la podrías ni imaginar. Cuando me quise dar cuenta, tenía a el encargado, Jake, justo detrás de mí. Me dio unos toquecitos en la espalda y me dijo “creo que ese uniforme que llevas puesto es el de mi hermana”. Me quedé paralizado, se me habían subido los huevos hasta las orejas, pero justo volvió la chica de antes y dijo súper contenta “Perdona, ¿me podrías preparar otro helado como el de antes? Tenías razón, estaba riquísimo.” El encargado me miró fijamente y me dijo algo enfadado “¿Qué helado?”. Me  puse a pensar en un nombre. Justo en ese momento me empezó a vibrar el móvil, eran los chicos que estaban empezando a rayarse porque la cosa se estaba empezando a poner negra. De repente dije “¡Shake it!”. Jake puso una cara un tanto extraña y me dijo que lo preparase, pero no uno, sino dos, porque él también quería probarlo. Los preparé y le di uno de los helados a la chica y otro al encargado. La chica dijo “Con este helado seguro que hacéis un buen negocio, ¡ahora mismo voy a llamar a mis amigos para que vengan a probarlo!” A Jake también le pareció delicioso, por lo que hicimos un trato, yo le daba la receta y él me perdonaba por colarme y vestirme con el uniforme de su hermana. Ahora el “Shake it” es la especialidad de la cafetería. La chica me dio su teléfono, pero si te digo la verdad nunca la llamé, ni siquiera recuerdo su nombre.
- Mmm… pues tengo que reconocer que está delicioso. Una gran historia, ¿en serio que te salió así de pura suerte?
- Sep, la cocina no se me da nada bien.
Estuvimos hablando hasta acabarnos el helado. Cuando nos quisimos dar cuenta eran ya las 11. Si no fuera porque el encargado de la cafetería era amigo mío, ya nos habría echado hace dos horas.
- Chicos, es muy tarde, tendría que haber cerrado a las 9. Tenéis que marcharos. – Dijo Jake.
- Lo siento Jake, no nos habíamos dado cuenta.
- Ya nos veremos, además, mi padre se estará preguntando donde estoy. – Dijo Gee algo preocupado.
Nos despedimos de Jake y nos fuimos a casa. Al cabo de 10 minutos ya habíamos llegado.
- Gee, ¿quieres que entre contigo para explicarle a tu padre dónde y con quien has estado? No quiero que te regañen por mi culpa.
- No Frank, no hace falta, pero de todas formas muchas gracias.
- ¿Seguro?
- Si, tranquilo, no te preocupes. Nos vemos mañana.
- Okay… como quieras. Hasta mañana Gee.
Fui hacia mi puerta. Suspiré fuertemente, a saber cómo estaba Ray. Seguro que estaba muy enfadado, o preocupado, o… ni idea. Abrí la puerta y entré sin hacer nada de ruido. Intenté cerrar sin que se sintiese el sonido de la cerradura, pero era prácticamente imposible, menos mal que no sonó demasiado, no quería que Ray se diese cuenta de que había llegado.
Me asomé a la cocina y me encontré con algo un tanto desagradable.

To be continued...
SORRY T__T no era mi intención tardar tanto... pero es que con los examenes y los trabajos y eso... aunque luego los suspendiese, tenía que intentar estudiar y hacerlos y el tiempo era escaso, a si que porfa plis perdonadme la tardanza u.u
PD: espero que os haya gustado el capítulo, tengo algo más escrito, pero tengo que pasarlo al ordenador, y además es muy poquillo xD Un saludín! e intentaré no tardar tanto xD

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