Lee, comenta y recomienda ( si te gusta xD )

lunes, 21 de febrero de 2011

Capitulo 2: Jodido gusanito

Solo nos conocíamos de hace unas horas, sin embargo me gustaba… y lo mejor es que ya nos íbamos juntos a casa a la salida del instituto y estaba empezando una amistad. Me parecía raro, las cosas estaban yendo demasiado bien…
Después de un camino a casa junto Gerard lleno de anécdotas y curiosidades de ambos llegó la hora de la despedida.
- Bueno, ya hemos llegado.
- Si… oye Gee, digo Gerard
- No, no, llámame Gee, si quieres claro… –Me interrumpió rápidamente.
Alcé la mirada para dirigirla hacia sus ojos. Eran hipnotizantes… cuando me quise dar cuenta ya estaba otra vez embobado.
- Frank, ¿Me ibas a decir algo?
- Amm… no perdona, me he equivocado. –Tonto, tonto, más que tonto, ¿Por qué no le dije lo que quería decirle? ¿Por qué no le pregunté si nos íbamos juntos al instituto mañana por la mañana? Tampoco era tan difícil, y para colmo tenía la corazonada de que la mochila que tenía a mi espalda no era la mía.– Bueno nos vemos mañana, cuídate Gee.
- Okay. Gracias, tu también. –Dijo con una pequeña sonrisa.
Ambos nos metimos en nuestras respectivas casas. Había sido un día agotador, pero por fin podía relajarme un poco. No tenía hambre y además no había comida hecha, por lo que me fui directamente a la habitación. Me tiré en la cama y me puse a pensar. Yo creo que se me debió de fastidiar alguna neurona porque llegué a la conclusión de que si estudiaba o me volvía aplicado en clase a lo mejor podría llegar a gustarle a Gee, por lo que me bajé de un salto de la cama decidido a sentarme en el escritorio. Por primera vez en mucho tiempo abrí la mochila para hacer los deberes. Cuando fui a coger el archivador me di cuenta de que no era el mío. Iba a meterlo otra vez en la mochila pero me picó el jodido gusanito de la curiosidad. Lo abrí y me encontré con un montón de hojas escritas. ¡Eran letras de canciones! A Gerard le gustaba la música y era un gran escritor, además de que tenía una letra muy fina y bonita. Leí muchas de sus letras pero me empecé a sentir mal, no quería que Gee se enterase de esto y se enfadase conmigo. Metí el archivador en la mochila, pero el gusanillo me volvió a picar. Vi que había un libro y le cogí. Se llamaba Fragile. Le di la vuelta y leí la contraportada. Me quedé a cuadros, el libro trataba de un romance gay. ¿Eso significaba que Gerard era gay? Supongo que no, uno no es gay por leer historias de homosexuales. Introduje el libro en la mochila y vi un pequeño reproductor de música. Estaba un poco viejo, el color estaba desgastado y la pantalla algo rayada. No podía quedarme sin saber que música tenia metida, después de todo lo que había cotilleado no me iba a quedar ahí quieto sin ir a mas. Me coloqué los cascos y lo encendí. Sonaba bien, era… un bajo junto a una guitarra acústica y una voz… al poco rato de estar escuchando me di cuenta de que era la voz de Gerard. Era una maqueta y la letra de la canción me sonaba, creo que era una de las canciones de Gee que había leído en su archivador. No cantaba nada mal y juraría que era él el que tocaba la guitarra. Pero el bajo… ¿Quién era el del bajo? A lo mejor era alguien importante para Gee y por eso escuchaba la canción… De repente oí abrirse la puerta, era Ray. Metí rápidamente el mp3 en la mochila y la cerré. Puse la mano sobre el pomo de la puerta para abrirla pero no lo hice, me di cuenta de que Ray no estaba solo. Coloqué mi oreja contra la puerta para escuchar. Era otro chico y hablaban de mi. Oh dios mío, ¡Era Gee! Seguramente había venido para recoger su mochila. Me puse nervioso y decidí salir como si no me hubiese dado cuenta de nada.
- ¡Frank! Supongo que no te habrás dado cuenta pero te has llevado a casa la mochila de Gerard en lugar de la tuya. Justo cuando estaba llegando a casa Gerard salía de la suya para venir a cambiártela, ¿Sabes que es nuestro vecino?
- La verdad es que si me he dado cuenta de que no era la mía, de hecho iba a saludarte y luego a ir a llevársela. Y si, ya sabía que era nuestro vecino, hemos venido juntos a la salida.
- Pues lo dicho, dale la mochila al pobre Gerard que tendrá que hacer sus deberes, cosa que tu no sueles hacer cacho de vago.
- ¿Cómo que no? Yo también suelo hacer mis deberes…
- Mmm… si, si, lo que tu digas –todo a la mierda, ya no puedo hacer que soy estudioso, Ray lo ha cagado todo.– Voy a comer algo, estoy hambriento. Ha sido un placer Gerard.
- Igualmente –contestó Gee con una sonrisa. –Bueno… ¿hacemos el cambiazo?
Ambos soltamos una pequeña risa y nos dirigimos a mi habitación. Me temblaban las manos, no  entendía porque estaba tan nervioso.
- Aquí esta, sana y salva. ¡No pienses que te he cotilleado ni nada eh! –Le dije algo nervioso pero de broma.
- (risas) Tranquilo, no lo pienso. De todas formas, si lo hubieses hecho no creo que hubieses encontrado nada interesante.
- Ni idea, a lo mejor si. Mierda tenía que haber cotilleado un poco, ¡ahora me quedaré con la intriga! –Genial, ahora me ponía chistoso, no paraba de decir tonterías y de poner cara de xD, aunque la verdad es que ambos nos reíamos.
- Bueno, será mejor que me vaya, tengo que empezar a hacer trabajos y deberes, como he llegado más tarde tengo que hacer todo el temario que ya habéis dado en clase por mi cuenta.
- Uf… que paliza. Que te cunda pues. Oyes, ¿te gustaría que fuésemos mañana por la mañana juntos al instituto?
- ¡Me encantaría! Pero con una condición, tienes que ser puntual.
- Trato hecho, le diré a Ray que si me despierta pronto le haré la cama durante toda la semana.
- Buena idea –dijo con una pequeña carcajada. –Entonces quedamos a las 8:15 en frente de mi casa, ¿Okay?
- Okay.

Continuará...

Olaaaas! se que este capitulo es muchiiiisimo mas cortito pero sorry sorry sorry es que no he tenido tiempo de escribir mas xD un saludoooo! y espero que os haya ustado =)
PD: comentad por lo menos para saber si gusta o no, o si sirve la pena seguir escribiendo xD, aunque creo que de momento a todo el mundo le está gustando :P

martes, 15 de febrero de 2011

Capitulo 1: El chico nuevo

                                                           
Hola, soy Frank Iero, y ésta es mi historia. 
Vivo en New Jersey en una casa pequeña delante de un parquecito. Tengo 16 años, dentro de poco 17. Soy bajito, 1.60 y pocos. Soy huérfano y vivo en casa de uno de mis mejores amigos. Tiene 18 años y el pelo afro, toca genial la guitarra y es buen estudiante, nos conocimos en el funeral de mi tía Helena hará unos 6 años. Mi otro mejor amigo es Bob. Nos conocemos desde pequeños y siempre hemos estado juntos. Es el típico chico rubito con los ojos azules. Ambos nos hicimos a vez el piercing del labio inferior y nos escapábamos juntos por las noches para hacer gamberradas y pasarlas en vela. La única diferencia es que él tenía padres y le regañaban si le pillaban, a mi no. La verdad es que son las únicas personas interesantes de mi vida. Por lo demás, todos mis días son monótonos y aburridos, de momento.

- Frank... ¡Frank! Despierta, llegamos tarde al instituto. –Me dice Ray con voz algo alterada y sacudiéndome muy despacito por los hombros.
- Hmm... ¿Qué hora es? –Pregunto mientras me desarropo y me desperezo.
- Las 8:15. Date prisa. Te he dejado algunas tortitas y el almuerzo en la mesa de la cocina, no te olvides de cogerlo al salir de casa.
- Okay. Creo que deberías despertarme antes, siempre llegamos tarde por mi culpa.
- No importa, además, sé que te gusta dormir, y a mí no me gusta despertarte temprano, me parece peligroso hacerlo cuando todavía estas en sueño profundo.
- ¿Tan fuerte te pegué aquella vez? –Pregunté con una pequeña carcajada.
- Pregúntaselo a mis partes nobles. A saber que estarías soñando.
- Bueno, la próxima vez ponte algo de protección, –Me levanto y me vuelvo a estirar. Pongo mi sonrisita de niño bueno como si no hubiese hecho nada malo, mientras que Ray me mira frunciendo el ceño– no  sabía que pegaba puñetazos tan fuertes, y no me imaginaba que te le fuese a dar justo ahí.
- No, si yo tampoco me lo esperaba, así que desde entonces prefiero prevenir y despertarte lo más tarde posible y sin mucha brusquedad. ¿Sabes porque no te he regalado un despertador todavía o porqué te digo cada vez que piensas comprarte uno que no lo hagas?
- Déjame que piense...
- ¡Porque acabaría en muy mal estado de los golpes que le darías! No duraría ni dos mañanas. -Ray últimamente estaba muy chistoso, pero de todas formas me lo merecía. Yo no quería seguirle la corriente pero se empezó a reír y me contagió su maldita risa. Maldita sea, ¿Porque es tan contagiosa?
- Pues sí, creo que es lo mejor, que me despiertes tú, amablemente, con tu voz sensual y atrayente acompañada de unas caricias. –Le dije poniéndole ojitos y haciendo como que le fuese dar un beso.
Ray salió corriendo de la habitación gritando, ‘‘¡Mierda enano! ¡Esta noche voy a tener pesadillas!” Hacía tiempo que no me reía tanto. Iba a correr detrás suya pero miré mi reloj y me di cuenta de la hora, tenía 10 minutos para arreglarme y salir corriendo hacia el instituto.
Me dirijo hacia la ducha, después esta conversación tan bonita e interesante con Ray. La mayoría de las mañanas acabamos hablando de despertadores y de lo bruto que puedo llegar a ser cuando estoy soñando, me pregunto si alguna vez las conversaciones mañaneras serán sobre otra tema. Me quito los calzoncillos, que es la única ropa que tengo puesta cuando duermo, aunque sea invierno, los pijamas los veo incomodos e innecesarios, nunca me han gustado. Introduzco el pie derecho en la ducha, está fría. Seguidamente introduzco el resto del cuerpo y me coloco debajo del chorro de la alcachofa. Ray siempre la deja puesta demasiado alto y me toca ponerme de puntillas para poder cogerlo, a veces desearía ser tan alto como él. Enjabono mi pelo, castaño oscuro y corto, pero con flequillo. Miro mi reloj y son las 8:30 por lo que me sobresalto y salgo deprisa de la ducha, tanto que por casi me resbalo y me caigo. Me pongo las primeras prendas de ropa que encuentro, sin importarme si están limpias o sucias. Me calzo mis zapatillas favoritas, unas converses negras algo desgastadas de lo mucho que las uso. Cojo mi mochila y las tortitas que me había preparado Ray para comérmelas por el camino.
Ray hacía rato que me estaba esperando en la puerta. Salimos los dos corriendo, el instituto está como a tres manzanas de casa. Ahora estoy relativamente cerca, antes, cuando vivía con mis tíos, tenía que coger el autobús y tardaba bastante en llegar, pero hace tiempo que me mudé a casa de Ray, un pequeño apartamento donde vivimos los dos solos. Es el sueño de todo adolescente, vivir con tu mejor amigo, donde puedes hacer lo que te apetezca porque éste es mayor de edad, y además cubriendo las necesidades con el dinero que le manda su padre multimillonario. Ray consiguió mi custodia para que pudiese vivir con él, pero yo no le veo como un padre adoptivo.
Cuando estábamos ya casi llegando me di cuenta de que había un chico en la otra acera que también se dirigía hacia el instituto con prisa. Se le veía un poco perdido, debía de ser nuevo porque nunca le había visto. Me impresionó su apariencia, tenía ropa oscura, pelo negro un y un poco largo, lo suficiente para que el flequillo le tapase uno de los ojos, y una mochila igual que la mía, negra con cremalleras blancas y un parche con la calavera de los Misfits. Había algo en ese chico que me gustaba.
Ya entrábamos en el instituto, la jefa de estudios nos había vuelto a pillar llegando tarde. Nos echó una pequeña charla, muy corta porque tenía que ocuparse del chico nuevo, y nos metió prisa para que cada uno se fuese a su clase con su característico ‘‘¡moved vuestros culos hacia clase en menos de 3, 2,1...!''. La jefa de estudios o Señorita Lilian, se giró rápidamente para atender a el chico nuevo. Creo que por nuestra culpa ahora tiene miedo de ella, pero supongo que se acabará dando cuenta de que es una buena mujer. Espero que le coloque en mi clase.
La mañana se me estaba haciendo eterna, pero por fin había llegado el recreo. Normalmente me suelo comer algún manjar de los que me prepara Ray, pero con las prisas de esta mañana me he olvidado de cogerlo. Me acerco a nuestro rincón de siempre. Ray y Bob ya estaban allí.
- Frank, justo a tiempo, estábamos hablando del chico nuevo. Por cierto, toma tu almuerzo, sabía que te lo ibas a olvidar así que me lo he guardado yo. Después de habértelo preparado no iba a consentir que te lo olvidases en casa.
- Gracias Ray, si no te hubieses acordado me hubiese muerto de hambre. ¿Qué os parece el chico nuevo? Me intriga... no paro de pensar en él desde que le vi esta mañana de camino al instituto. ¿Sabes que tiene la misma mochila que yo?
- ¿A si? Pues yo no me había fijado en él. –Dijo Ray poniendo la típica postura de pensador, mano en la barbilla, haciendo como que se tocaba la barba, que no tenía.
- ¡Peligro! ¡Peligro! Frank se ha fijado en alguien... –Bob, tan gracioso como siempre. Le miré con cara de enfadado.
- ¿Qué pasa? Es algo normal que uno se fije en  el chico nuevo. Segurísimo que se ha fijado en él más de una persona.
- Sí, es verdad, es normal que alguien se fije en él porque es el chico nuevo, pero lo que no es tan normal es que éste te intrigue. La última vez que te intrigó alguien… bueno, ya sabemos todos lo que pasó, sobre todo nosotros que somos tus mejores amigos, y yo que vivo contigo pues ya ni te cuento.
- Eso es agua pasada. Todo olvidado. Cambiemos de tema, por favor.
- Me parece bien, cambiemos de tema.
Nada más decir esto, Bob echó una vista rápida al patio, donde estábamos todos los alumnos del instituto, incluido el chico nuevo. En cuanto le encontró empezó a caminar hacia él. Estaba sentado en uno de los bancos, leyendo un libro y con los cascos puestos. Otro motivo más por el que me intrigaba, ¿Quién lee y escucha música a la vez? Es difícil concentrarse, por lo que tiene que ser un chico listo. Bob se colocó enfrente suya, cuando me quise dar cuenta ya era demasiado tarde.
- ¡Hola! ¿Tu eres el chico nuevo verdad? Me llamo Bob.
- Hola, yo soy Gerard. –Dijo el chico quitándose los cascos y cerrando el libro.
- He escuchado que te han puesto en mi clase. Tengo la sensación de que nos vamos a llevar bien. –Bob echó su sonrisita adorable. Gerard le correspondió, me sentí algo celoso. Me hubiese gustado ser Bob en aquellos momentos.
Justo tocó la campana que anunciaba el final del recreo. Lancé un suspiro de alivio.
- ¿Te vienes? Así de camino a clase te presento a uno de mis mejores amigos. Se llama Frank y también va a nuestra clase.
- Okay. Oyes… gracias por venir a presentarte y eso, no se me da bien hacer amigos. –El chico bajó la mirada algo triste.
- Bueno, instituto nuevo, vida nueva, ¿no crees?
- (Risa tímida) Si, supongo.
Los dos se acercaron a mi. Ray ya se había marchado a clase, pero yo siempre esperaba a Bob.
- Mira Frank, te presento a Gerard, como ya sabrás es nuevo en el instituto.
- Encantado –Puso una cara muy amigable. Creo que estaba empezando a sentir algo por él. – ¿Tu eres el chico al que la señorita Lilian regañó por llegar tarde esta mañana verdad?
- (Risas) Si, además suele pasar casi todos los días. Te vi corriendo esta mañana también hacia el instituto, por lo que deduzco que tú tampoco eres muy puntual.
Entrabamos los tres en clase. Yo me senté en mi sitio, en la última fila con la mesa pegada a la ventana. Vi que Gerard no sabía donde sentarse y le indiqué la mesa próxima a la mía, exactamente a mi izquierda. Bob se sentaba delante de mí. Ambos nos pasábamos clases enteras mirando por la ventana, aunque últimamente ninguno hemos visto nada interesante a través de ella.
- Las apariencias engañan, yo soy siempre muy puntual, por eso iba un poco perdido y agobiado esta mañana al ir al instituto.
- Pues a ver si se me pega algo, la puntualidad precisamente no es una de mis cualidades.
Ambos soltamos una pequeña risa y nos quedamos mirándonos unos segundos hasta que yo bajé la cabeza.
- Y… ¿Por qué zona vives? A lo mejor a la salida nos podemos ir juntos a casa. –Me esperaba la típica respuesta desilusionante “no creo que vivamos cerca a si que prefiero irme a casa solo”, pero no.
- Pues yo vivo en la Green Street, en una casita pequeña junto a un parquecito. ¿Y tu?
- ¡Si! –grité muy contento sin darme cuenta.
Todos giraron la cabeza para mirarme. Gerard se quedó un poco impresionado por mi reacción, supongo que se estaría preguntando el porqué de ésta. Me quedé paralizado. No sabía que decir. Lo último que me esperaba es que fuese mi nuevo vecino. Por suerte justo entró la profesora a clase.
- Buenos días chicos. Abrid el libro por la pagina 136. ¡Oh! Por lo que veo tenemos un nuevo compañero. ¿Cómo te llamas?
- Gerard Way –Contestó muy educadamente.
- Bonito nombre. –La señorita Lynz, tan buena como siempre. Yo creo que si no fuese por ella siempre suspendería historia. – Bueno pues bienvenido a nuestro pequeño instituto. Por cierto te recomiendo que tengas cuidado con Frank.
Toda la clase se empezó a reír. Gerard estaba un poco confuso. Yo me sentía un poco furioso, ahora Gerard seguramente iba a alejarse de mi. Agaché la cabeza y durante toda la clase estuve dibujando. Noté como a veces Gerard se giraba para mirarme, pero lo ignoraba. No sé en que estaría pensando, ¿Cómo me iba a estar empezando a gustar un chico? Siempre me han gustado las chicas, aunque si que es verdad que las pocas relaciones que he tenido han sido desastrosas, sobre todo la ultima.
El resto de las clases de la mañana se me hicieron eternas, no hablé con nadie ni trabajé nada, ni siquiera escuché las explicaciones de los profesores. Llené mi cuaderno de garabatos o intentos de dibujos. No se dibujar, mi verdadero talento y afición es el de tocar a Pansy. Me encanta la música. Pansy es mi guitarra, una Epiphone les Paul Custom Alpine White. Tiene su nombre puesto con pegatinas brillantes y plateadas. Ella es mi consuelo, es… como decirlo… como para algunas personas su mascota, está ahí cuando la necesitas, lloras con ella, no te abandona, a no ser que surja algún percance, te escucha y tu la escuchas a ella, y para colmo, suena de maravilla. Pensaréis que estoy loco, pero es lo que pienso. La verdad es que no atiendo en clase porque quiero dedicarme a la música, los estudios no son lo mío.
Por fin tocó la campana para irnos a casa. Fui a coger mi mochila pero no sabía cual era porque la de Gerard estaba junto a ella. No me apetecía abrirlas para ver cual era, aparte de que si me equivocaba de iba a dar mucho corte. Cogí una de ellas y salí rápido y sin despedirme de nadie.
- ¡Frank espera! Necesito preguntarte algo. –Me dijo Gerard cogiéndome del hombro– ¿Porque dijo que tuviese cuidado contigo la señorita Lynz?
Me quedé de piedra, no pensaba que le fuese a dar importancia a algo así, y menos cuando toda la clase se había reído, cosa que dejaba claro que era una broma. Lancé un pequeño suspiro.
- Suelo ser problemático, no soy de los chicos que se callan o se quedan quietos cuando alguien les dice o hace algo. Aparte de que no soy un buen estudiante, soy poco puntual y muy despistado.
- Oh… si te sirve de consuelo yo soy todo lo contrario y la verdad es que me aburro a mi mismo.
Ambos soltamos una pequeña risa y nos quedamos mirándonos. Me quedé embobado mirando sus ojos verdes. No sé que me estaba pasando.
- ¿Te puedo preguntar otra cosa? –Me dijo algo tímido.
- Claro, dime.
- ¿Por qué soltaste ese sí tan emotivo cuando te dije donde vivía?
- Emm… porque… porque somos vecinos.
- ¿Ah si? Aún así no entiendo porque te pusiste tan contento, y menos cuando nos acabamos de conocer.
- Pues… si te digo la verdad yo tampoco lo sé. ¿Entonces vamos juntos a casa? –Mentira, sabía perfectamente porqué me puse tan contento, pero tenía razón, a lo mejor me estoy precipitando demasiado en cuanto a lo que pienso que estoy empezando a sentir por él, como bien ha dicho nos acabamos de conocer.
- Claro. –Pensaba que me iba a poner alguna escusa, pero no. Lo malo es que se me quedó cara de tonto cuando me dijo que sí.– Y… ¿Te sueles ir solo a casa? Esta mañana te vi viniendo con otro chico al instituto.
Me había olvidado por completo de Ray. La verdad es que estaba tardando un poco en salir.
- No, suelo irme con Ray. Vivo con él por lo que siempre vamos y volvemos juntos, aparte de que es mi mejor amigo junto a Bob. Tendría que haber salido ya. A lo mejor hoy se tiene que quedar un rato más para hacer algún trabajo. Al ser su último año en el instituto tiene que estudiar mucho y prepararse para la selectividad e ir a la universidad.
- Entonces, ¿nos vamos?
- Sí.

Continuará...
Espero que a las pocas personas que lo hayan leido les haya gustado! ^^ Un saludo! 
PD: Comentad! xD