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jueves, 31 de marzo de 2011

Capítulo 6: Delicias de pollo

Ray había bebido y se había quedado dormido en la mesa de la cocina. Me acerqué a él y le zarandeé un poco para que se despertase. Ya me daba igual que se enterase de que había llegado, porque tal y como se encontraba…
Abrió los ojos con algo de dificultad. Levantó la cabeza y se limpió las babas que tenía en la barbilla con la manga de la camiseta.
- Frank, ¿Dónde coño has estado?
- Estás borracho. Levántate, te voy a ayudar a llegar a la cama.
- ¡No quiero irme a la cama! ¡Quiero que me digas donde has estado!
- ¡No eres mi padre! ¡No puedes controlarme como si lo fueses, ni tampoco tienes ningún derecho a gritarme!
- ¡Que te jodan Frank! ¡Dime dónde mierda has estado!
- Vete a la mierda, ¡Creía que habías dejado de beber definitivamente!
- Puedo beber un poco si quiero, no puedes decirme lo que debo hacer…
- Ni tú a mi. Hasta mañana Ray.
- ¡¿A dónde vas?!
- A dormir. ¿Y sabes dónde? EN-LA-CA-MA, y no en la mesa como lo vas a hacer tú.
- Yo también voy a ir a la cama a dormir.
- ¿Si? Pues si te digo la verdad no sé como, ni siquiera eres capaz de mantenerte en pie.
- Pues ayúdame.
- Pues te vas a ir jodiendo porque ya te he intentado ayudar antes y has pasado de mi, a si que el que pasa ahora soy yo.
- Frank ayúdame…
- Buenas noches.
- Frank…
Y se volvió a quedar dormido. Me fui a mi cama con su portátil. Agregué a Gerard al correo electrónico y al poco rato ya estaba durmiendo.
No paré de dar vueltas en toda la noche. Me despertaba cada cuarto de hora, como mucho dormía media hora seguida, por lo que no me costó nada levantarme pronto para llegar puntual y no hacer esperar a Gerard.
Eran las siete. Ray ya estaba Levantado, y seguramente con una resaca impresionante. Me duché, me vestí y me fui a la cocina a desayunar. Ray no había preparado nada para desayunar, a si que me comí unas cuantas magdalenas acompañadas de un buen vaso de leche. Ray no me dirigió la palabra en ningún momento, ni siquiera me miró. Estaba de pie y con una taza de café humeante en la mano derecha, mirando fijamente a través de la ventana. Cuando me disponía a salir de la cocina se giró y dejó la taza sobre la mesa.
- Frank.
- ¿Qué?
Hubo un silencio algo incómodo.
- ¿Cómo es que te has levantado tan temprano? ¿Te ha picado algo? – y seguidamente sonrió.
Me sintió como una patada en el culo. No entendía como después de todo lo que había pasado ayer podía estar de broma.
- No podía dormir. Ray…
- Dime.
- ¿Por qué coño lo hiciste?
- No lo sé.
- Llevabas un año sin beber nada.
Si, Ray era alcohólico. La verdad es que es bastante lamentable ser alcohólico a los 17 años. Hace un año, Ray me prometió dejar de beber para así poder conseguir mi custodia y poder vivir con él en su apartamento, y librarme así de mis horrorosos tíos.
- No lo entiendo, ayer me contaste que si no aprobabas las notas nos quedaríamos sin poder vivir aquí juntos, y coges y te pones a beber. Si se entera el asistente social te quitarán mi custodia, Entonces Ray, estaríamos en las mismas.
- No tiene por qué enterarse. Lo siento Frank, no tenía que haberme portado así ayer, pero es que eran muchas cosas que vinieron a la vez y perdí los nervios…
- Supongo que es normal. Bueno, venga que nos están esperando.
- ¿Esperando? ¿Quién?
- Gerard, quedé con él a y diez para ir al instituto.
- Ah… osea que era por eso por lo que te has levantado tan pronto. – se rió – Bueno, por lo me nos ha conseguido que te levantes antes. Ya hay algo positivo. – y puso cara de “aceptación”.
- ¡No es por él! Ya te he dicho que era porque no podía dormir…
- Ya, ya. Bueno, guárdate el almuerzo. Es un bocadillo de delicias de pollo.
- ¡OH! Dios hacía un montón que no preparabas uno.
Fui a por la mochila y guardé el bocadillo.
- ¡Ray! ¿Estás listo?
- Si, espera.
Me encontraba en la puerta. De repente Ray se asomó por la cocina con una bolsa llena de latas para tirarlas a la basura. Eran cervezas, tanto llenas como vacías.
- Ray, me acabas de alegrar el día. – Ambos sonreímos y salimos de casa – Espero que no lo vuelvas a hacer.
- Te lo prometo.
Gerard y un chico nos estaban esperando en la calle. Ray tiró la bolsa y nos dirigimos hacia ellos.
- Hola Gerard. – dijo Ray algo incómodo.
- Hola Ray. Mirad, os presento a mi hermano, se llama Mikey.
Ambos le saludamos. Era un chico un poco más bajo que Gerard, con el pelo castaño y unas gafas con los cristales rectangulares, de unos… 13 años. Tenía pinta de ser muy tímido.
Empezamos a andar. Se me hacía raro no ir corriendo hacia el instituto.
- ¿Y cómo es que ayer no viniste al instituto con Gerard, Mikey? – Dios… que cotilla que soy.
- Pues… es que ayer no me encontraba muy bien…
- Estaba muy nervioso y se puso enfermo, por eso me retrasé ayer. Es que es un poco tímido. – Dijo Gerard rápidamente.
- Bueno, si no quieres estar solo puedes venirte con nosotros, seguro que te lo pasarás bien. Y si necesitas ayuda en algo o tienes algún problema yo te puedo ayudar, excepto si es con los estudios… no se me dan muy bien. – ambos nos reímos – ¿Okay? A sí que no te preocupes, que estarás con buenas compañías.
Ya estábamos llegando al instituto. Cada uno nos fuimos a nuestras clases, y por primera vez en mucho tiempo, la señorita Lilian no nos había echado la bronca por haber llegado tarde. Gerard y yo nos dirigimos a nuestros sitios. Bob estaba en el suyo, él siempre llega pronto.
- Wow, no me lo puedo creer… ¿Frank llegando pronto?
- Pues ya ves tío, raro ¿verdad? Que conste que a partir de ahora voy a legar pronto siempre.
- Bueno… eso ya se verá. Bueno, ¿y tú que tal Gerard?
- Muy bien, ¿y tú?
- Aquí estamos… oye Frank, este viernes podríamos quedar para tocar un rato. Gerard, creo que no hará falta decir que puedes venirte, ¿no? Además, seguro que nos lo pasamos bien.
- Que cosas dices Bob, siempre nos lo pasamos bien, aunque sea estudiando o haciendo la cosa más aburrida del mundo, SIEMPRE nos lo pasamos bien. A sí que bueno, me parece buena idea lo de quedar para tocar un rato, además, hace tiempo que no ensayamos nada.
- ¿Ensayar? Si ni siquiera somos un grupo completo, tendríamos que buscar a más gente… o por lo menos a un vocalista.
Esperaba a que Gerard dijese algo, él sabe cantar y escribir buenas letras, nos vendría muy bien a alguien así en el grupo, pero sin embargo se quedó callado.
- Bueno, ¿entonces qué? ¿Te vendrás el viernes Gerard? – dije poniéndole ojitos. Le arranqué una bonita sonrisa, como me gustaba esa sensación que sentía cuando le hacía sonreír. – Si quieres puedes decirle a tu hermano que se venga.

Continuará... 
!Já! Esta vez me he dado prisa xD El siguiente capítulo también será dentro de poco, solo he añadido lo que acabo de pasar al ordenador pero aún me queda mucho más por pasar. =)
Ya le pega al fic el título! Fra-Frank, ge-Gerard, mik-Mikey *_____* pero bueno, lo importante es que os esté gustando... ¿os está gustando? xD decidme si he aflojado o algo... o si hay alguna cosa que debería cambiar... nose, ¡pero decidme algo! jajaj =D
Un abrazo! =3

domingo, 27 de marzo de 2011

Capítulo 5: ''Shake it''


- A lo mejor con el tiempo consigo que ese carácter cambie.
- ¿Eso significa que vamos a ser amigos durante mucho tiempo?
- (risas) Eso espero. – Le guiñé el ojo y me levanté – Voy a dar una vuelta, ¿te vienes?
- Vale, así me enseñas un poco la zona, que estoy muy perdido…
- Si, es una buena idea.
Caminamos un rato por las calles del barrio, hablando, riéndonos, estrechando una nueva y bonita amistad.
- Mira, esa es mi cafetería favorita. Hacen unos capuchinos riquísimos y además, tienen helados de todos los sabores.
- ¡Me encanta el capuchino! Y el helado de chocolate… es un vicio. – me dijo poniendo cara de goloso y pasando la lengua por su labio superior.
Ambos echamos una pequeña risa.
- ¿Entramos? -dije algo impaciente.
- Okay.
Entramos y nos colocamos en el sitio donde me solía sentar siempre. Estaba al lado de la ventana, en una de las esquinas. Se veía transitar a la gente, a los coches, el parpadeo de los semáforos y los neones de las tiendas. He pasado muchas tardes en esta cafetería, solo y acompañado, pero siempre a gusto, este sitio me encanta.
Le di la carta a Gerard, a mí no me hacía falta ni mirarla, ya me la sabía entera de memoria, no había ni un solo café, postre o helado que no hubiese probado ya.
- ¿Qué vas a pedir Gee?
- Un helado de…
- Te recomiendo el “Shake it”
- ¿De qué es?
- Agárrate: tres bolas de helado, una de chocolate negro, otra de chocolate con leche y otra de nata. Seguidamente se le añade unos chorros de leche condensada y unos trocitos de chocolate blanco y de chocolate negro por encima. Todo ello se sirve en una gran copa de cristal con dos tubitos de barquillo y una pequeña cuchara. ¿Cómo te quedas?
- Wow, tiene que estar riquísimo, creo que voy a pedir ese. Aunque… ¿No será un poco empalagoso?
- No, créeme. La verdad es que este helado se sirve en la cafetería gracias a mí. Es un helado con una buena historia. – dije soltando una pequeña sonrisa al haber recordado aquellos momentos.
- ¿Una historia? Cuenta, cuenta.
- Te la cuento ahora mientras nos tomamos el helado, ¿Okay?
- Okay.
- Voy a por ellos, no tardo.
Fui al mostrador. Saludé al encargado, me conocía, aparte de por la historia del helado, porque era cliente habitual y habíamos cogido algo de confianza. Se llamaba Jake. Era un chico joven al que su abuelo le había dejado en herencia este pequeño negocio familiar. Éste decidió llevarlo solo, aunque de vez en cuando tiene la ayuda de sus padres y de su hermana.
- Jake, ¿Me preparas dos “Shake it”?
- ¿Dos? – me dijo poniendo cara de sorprendido y a la vez moviendo las cejas.
- Si, es que he venido con un amigo, es nuevo en el barrio y he pensado que sería buena idea traerle aquí.
- Oh… creía que veías con una chica. – soltó una pequeña risa.
- Ya… bueno, ¿Cómo van los helados?
- Ya están listos, toma.
Le pagué y llevé los helados a la mesa.
- Frank, no habrás pagado ya los helados, ¿verdad?
- Si, ¿por?
- Oh, lo siento. Pensé que los pagarías después, toma el dinero.
- No, ni se te ocurra, lo he pagado yo todo porque quería invitarte, a si que no pienso aceptar nada de dinero. ¿Okay makey?
- Okay, pero la próxima vez invito yo, ¿vale?
- Vale.
- Bueno, ¿me vas a contar la historia del helado?
- Por supuesto. A ver… fue hace uno o dos veranos. Bob, Ray y yo estábamos dando una vuelta y decidimos venir a tomarnos un helado. Estábamos sentados en esta misma mesa, como siempre. Empezamos a hablar de cómo sería trabajar aquí. Poder comer todos los helados y pastelitos que quisieses. No sé cómo llegamos a hacer una apuesta. Decían que no era capaz de hacerme pasar por uno de los empleados.
- (risas) ¿lo hiciste?
- ¡A Frank Iero no le puede desafiar nadie! Más que nada porque todo el mundo que me desafía acaba en mal lugar. Siempre consigo todo lo que quiero o pretendo conseguir.
- Si, se te ve en la cara. – Me dijo entrecerrando los ojos y mirándome a los míos.
- (risas) ¡Fuck yeah! Bueno, por donde iba… ¡ah sí! Bueno pues al día siguiente volví a la cafetería y me colé dentro de la habitación esa donde suelen tener sus cosas los empleados. Miré bien antes de hacerlo, porque si no me podía quedar sin tomar ningún capuchino más en este sitio. Cogí uno de los uniformes. Ponía que era de una tal… Nancy o Mandy. No sé, no lo recuerdo muy bien, pero lo del nombre explicaba porque era tan estrecho. – Ambos nos empezamos a reír – salí al mostrador. Ray y Bob estaban sentados en nuestra mesa. De repente una chica súper guapa, ojos azules, pelo de un castaño clarito, y una camiseta de Metallica. Dijo “Hola,” y se quedó mirando la plaquita del nombre de mi camiseta fijamente y continuó “Nancy… ¿Me puedes preparar un helado?” Me puse muy rojo y le dije “lo del nombre tiene una explicación…” pero claro, a ver que explicación le daba. Los chicos estaban viendo y escuchando todo. Se empezaron a reír a carcajadas. Me estaba muriendo de vergüenza, pero levanté la cabeza y le dije: “¿Sabes qué? Te voy a preparar el mejor helado que vas a probar en tu vida” Cogí una copa y empecé a añadir ingredientes. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, lo terminé cuando ya no veía más cosas que me gustasen para echarle. Se lo di a la chica y puso cara de sorpresa. Me dijo “tiene buena pinta” y lo primero que me vino a la cabeza fue decirle “Mejor sabrá. Me has alegrado el día, a si que invita la casa” dije haciéndome el simpático, además de que no iba a cobrarle por un helado que al saber si estaba bueno o no. La chica se limitó a decir “muchas gracias” y a sentarse en una de las mesas. Estaba de los nervios, creía que no le iba a gustar y que me iba a meter en un buen marrón, pero lo probó y puso una cara de placer que no te la podrías ni imaginar. Cuando me quise dar cuenta, tenía a el encargado, Jake, justo detrás de mí. Me dio unos toquecitos en la espalda y me dijo “creo que ese uniforme que llevas puesto es el de mi hermana”. Me quedé paralizado, se me habían subido los huevos hasta las orejas, pero justo volvió la chica de antes y dijo súper contenta “Perdona, ¿me podrías preparar otro helado como el de antes? Tenías razón, estaba riquísimo.” El encargado me miró fijamente y me dijo algo enfadado “¿Qué helado?”. Me  puse a pensar en un nombre. Justo en ese momento me empezó a vibrar el móvil, eran los chicos que estaban empezando a rayarse porque la cosa se estaba empezando a poner negra. De repente dije “¡Shake it!”. Jake puso una cara un tanto extraña y me dijo que lo preparase, pero no uno, sino dos, porque él también quería probarlo. Los preparé y le di uno de los helados a la chica y otro al encargado. La chica dijo “Con este helado seguro que hacéis un buen negocio, ¡ahora mismo voy a llamar a mis amigos para que vengan a probarlo!” A Jake también le pareció delicioso, por lo que hicimos un trato, yo le daba la receta y él me perdonaba por colarme y vestirme con el uniforme de su hermana. Ahora el “Shake it” es la especialidad de la cafetería. La chica me dio su teléfono, pero si te digo la verdad nunca la llamé, ni siquiera recuerdo su nombre.
- Mmm… pues tengo que reconocer que está delicioso. Una gran historia, ¿en serio que te salió así de pura suerte?
- Sep, la cocina no se me da nada bien.
Estuvimos hablando hasta acabarnos el helado. Cuando nos quisimos dar cuenta eran ya las 11. Si no fuera porque el encargado de la cafetería era amigo mío, ya nos habría echado hace dos horas.
- Chicos, es muy tarde, tendría que haber cerrado a las 9. Tenéis que marcharos. – Dijo Jake.
- Lo siento Jake, no nos habíamos dado cuenta.
- Ya nos veremos, además, mi padre se estará preguntando donde estoy. – Dijo Gee algo preocupado.
Nos despedimos de Jake y nos fuimos a casa. Al cabo de 10 minutos ya habíamos llegado.
- Gee, ¿quieres que entre contigo para explicarle a tu padre dónde y con quien has estado? No quiero que te regañen por mi culpa.
- No Frank, no hace falta, pero de todas formas muchas gracias.
- ¿Seguro?
- Si, tranquilo, no te preocupes. Nos vemos mañana.
- Okay… como quieras. Hasta mañana Gee.
Fui hacia mi puerta. Suspiré fuertemente, a saber cómo estaba Ray. Seguro que estaba muy enfadado, o preocupado, o… ni idea. Abrí la puerta y entré sin hacer nada de ruido. Intenté cerrar sin que se sintiese el sonido de la cerradura, pero era prácticamente imposible, menos mal que no sonó demasiado, no quería que Ray se diese cuenta de que había llegado.
Me asomé a la cocina y me encontré con algo un tanto desagradable.

To be continued...
SORRY T__T no era mi intención tardar tanto... pero es que con los examenes y los trabajos y eso... aunque luego los suspendiese, tenía que intentar estudiar y hacerlos y el tiempo era escaso, a si que porfa plis perdonadme la tardanza u.u
PD: espero que os haya gustado el capítulo, tengo algo más escrito, pero tengo que pasarlo al ordenador, y además es muy poquillo xD Un saludín! e intentaré no tardar tanto xD